Secano enamorado de la mar.

 La mar le pregunto al hombre que venia del secano pajizo de los rastrojos: 

-¿Quieres ser mi hijo?

-No - contesto el hombre recordando la frescura del botijo de barro en la sombra del romero.

-Quiero ser tu amante.

-¿Sabes  los peligros que corres si me entregas tu amor? En mis tumbas abisales hay miles, millones de pasiones muertas.

-¿Sabes, dama de azul, de las soledades de la tierra huérfana de tu oleaje?

-No, hombre valiente, enséñame mientras te entregas a mi abrazo eterno.




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