Mariposas
Aquellas mariposas gigantes con círculos, ruedos cual alberos en las alas. Duermen la eternidad en la memoria. Solían posarse en los rojos geranios y saciar su sed. Gorriones a porrillo sin miedo a las fauces felinas. Quizás era porque mis ojos eran los ojos de la infancia vírgenes de maldad. Lucho denodadamente cada día por resucitar un instante de aquel paraíso. Donde la vida bebía de su mismo rocío y se alimentaba con el maná del sudor del trabajo. Cuando un poco era suficiente y bastante. Un poco valía por un día más en noble lucha con los elementos.



Comentarios