Días callados.
Los días callados pasan de puntillas sobre cristales rotos.
Se parapetan trás las esquinas y acechan las voces que claman contra el silencio.
A veces solo permiten pasar a ecos viejos de triste recuerdo.
Son días que daría igual que no nacieran.
Pero surgen entre bostezos de desidia.
Días de no hacer no pensar no buscar.
Agua y pan duro.
Para no salir, para no ver, no sentir.
Sí acaso cuando el silencio duele con dolor sordo
extender la mano y poner la radio clásica a bajo volumen.
Atento a silenciar al locutor o a los espacios de opera
solo nadar entre sinfonias
para no naufragar en el silencio total
de los días callados por vivir.



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