Melquiades (esbozo)
Melquiades salió de la caravana al sol del mediodía que le apuñaló la resaca hasta dejarlo sin respiración. Se colocó las gafas negras que colgaban de su cadena de veterano como un murciélago dormido. Miró al sol, preguntándose a qué había salido de las sombras refrigeradas. Sintió el pinchazo, extrajo el miembro, y orinó. Las hormigas corrían en todas las direcciones huyendo del abrasivo y narcotizador liquido que les llovía sin razón ni motivo. Melquiades, despreocupado, pensó que algún dios le había meado encima a penas se había hecho hombre, obligándole a vagabundear y buscarse la vida de mil maneras a cual más indigna. Sacudió, recogió, y chascó los labios pensando encontrar la respuesta en la próxima cerveza.


Comentarios