Colores, palabras y música, puerta abierta a la magia.

 

Los amaneceres cual beso epifánico


besan mis ojos cansados de palabras


colores que surgen de la música clásica


escuchada en la total oscuridad.




El negro más negro que la oscuridad


que surge del piano.




El plata que brota iridiscente de los instrumentos de viento.




El amarillo deslucido de los violines


desportillado en filigranas de vida


como puerta de colmado cerrado.




El azul principesco de los tenores


elevando las aguas del mar


hasta un cielo dormido.




El opaco violeta rasgando la selva de ideas


de los violonchelos/violas/contrabajos


chirriantes como animales heridos en su huida.




El blanco cegador de la voz de la soprano


como una explosión nuclear


que lava la fealdad y la suciedad de la faz de la Tierra.




La noche se desplaza como sigilosa áspid buscando las manos de Cleopatra




La belleza del momento debe morir


cuando logro aislarla antes de gozarla.




Desvanecerse por ensalmo divino. 




No debemos olvidar jamás


que ni la música ni la poesía


en su gama de colores


pueden convertirse

en Dioses


sólo en mejores hombres.




Manuel Sáenz, Little Alaska.





Comentarios

Entradas populares