Hank

 



Cuando emborronaba cuadernos al amanecer/cuando las viudas gallegas/ dueñas de la pensión/ me subían un tazón de caldo/al oírme vomitar en el lavabo.

Cuando me tiraba a la inglesa de casi 90 kilos/sin condón/sin humor/sin amor.

Barcelona era como una copa de champan para desayunar/una naranja madura en el cajero/un coño siempre dispuesto.

Una lluvia tras los cristales al ritmo de la coctelera en Boadas o el Gimlet. 

Cerrar el Magic e invitar a locas argentinas a desayunar.

Sin reloj ni rutina/solo vivir y despertar del sueño de ser libre.

Tus libros debajo de la cama junto a una botella de Burdeos.

Siempre te deberé abrirme la puerta/librarme de un mundo que hubiera llegado a odiar.

Gracias, Hank.




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