El niño en el espejo
¿Y qué si entra un poco de agua por la junta de la ventana?
Acaso no te veías viviendo en la calle amarrado al tetrabrik y un perro callejero como único amigo.
Andas dominando el arte de envolver el pasado en niebla y cerrar cortinas de terciopelo negro.
Avanza.
¿Acaso esperabas cumplir los treinta?
Cuando esnifabas las pastillas de opiáceos que te daban en A.A.
Aquel médico al que despertabas para que te diera un blister de Tranxilium 15.
Dormir, dormir, dormir, hasta el carajillo.
¿Como era aquello de que te despertase la Guardia Civil y no saber dónde estabas?
El interior del coche apestando a priva y tabaco.
Cuarte, La Muela, Calatorao, Ricla...
¿Agente por dónde para Zaragoza?
El "arquitecto" en KWM los domingos por la noche. Ácido....
Aquellas locas que odiaban salir el viernes y el sábado.
Carne de droga, prostitución, psiquiátrico.
Al ritmo de The Cure.
Ahora vamos en línea recta hacia el ocaso.
Hacia los controles orgánicos, las pastillas crónicas, el maldito sueño cuando mejor esta el libro.
¿Y el despertar con ese café y la tostada de aceite?
Afortunado.
Eh, ¿Qué importa una mijita de agua?
Si estamos listos para el matadero.
Pero el niño nunca coge la cartera a tiempo.
Nunca se va de vacaciones
Y por supuesto es inmortal.
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