Tan ciegos como felices
Los veo felices en sus coches.
Instalados en sus zonas de confort.
Viviendo iracundos y enfáticos defendiendo sus mentiras.
En los vestíbulos de la desaparición.
Sentenciando firmes la confrontación.
Y a mí que me importa una piedrecilla en la sandalia.
La sonrisa en una flor.
Ese gorrión mañanero.
Cantarín ignaro de su suerte.
A veces tengo que descender desde mi atalaya y escuchar al mundo.
Ese bla bla bla de palabras mañana muertas.
Ahora en éste ni frío ni calor.
Voces delicadas en la radio.
De un mundo onírico inexistente.
De la vida me acuerdo.
¿Más dónde se esconde el sendero?
Comentarios