Si no te mueres...
O te mueres o te terminan pillando. Tarde o temprano, zas, la carta acusadora y solicita de pago. La burocracia no duerme ni descansa. Vaya por delante que en ese aspecto no tengo queja alguna. Todo lo contrario. Pareciera que un ángel haya estado protegiéndome en lo fundamental. Al tener, por fin, eso que llaman cl@ve permanente he ido indagando en los estamentos oficiales. Logré encontrar el motivo de ciertos embargos a nominas. Mea culpa. No se puede vender un coche en un bar de luces rojas con un estrechón de manos a un inmigrante sin papeles. Por mucho que te lo suplique y ponga la pasta sobre la barra, llame a una supuesta prima bombón, y te diga que va a ser requetebuena con tu bodi. No se puede. Poder se puede; yo lo hice, así que apechuga con las consecuencias, golfo, y paga los impuestos de circulación, ababol. Casi 1000€. Más se perdió en Cuba, y la prima se portó como una campeona de hípica. Sonríe como cuando te descontaron 2.800€ del finiquito de la empresa. Pusieron a dormir una multa de 300€ en un ordenador esperando la señal. Zas, hachazo, la cabaña de madera a tomar a viento. Bienvenida caravana. Es como en aquella escena de “Tallo de hierro“ cuando Tom Waits le dice a Jack Nicholson:
--Nunca he tenido de nada. Y ahora en el hospital me han dicho que tengo cáncer.
Pues eso. Si no te mueres, sonríe que pagar vas a pagar. Te rapiñarán una parte de la pensión; pero seguirás adelante. Además, la carne roja es insana a ciertas edades. Echale guindas al pavo y al pollo, y se feliz.
En el amor o en la salud ocurre lo mismo. Solía darme la matraca buscando errores. Ahora leo o escribo hasta que los ojos dicen basta; dejando esos temas en un parking del abandonado Detroit. Que cojan polvo y se deshinchen las ruedas. Al fin y al cabo, todos nos salimos con la nuestra. Ya: los bares están llenos, las cárceles están llenas, y Dios se ha levantado con dolor de muelas. Pues yo sigo amando, enamorándome como un chiquillo; en la distancia, claro, pero veo a una mujer que me gusta recogiéndose los cabellos y se me hace la luz. Espero que no me llegue una carta de embargo por esos momentos de brillo entre tanta basura. Sea.
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