Noches y días más drogados que Lou Reed.
Una víbora se enrosca entre los coloridos hilos del costurero de mi madre. Mil ratones bailan rocabilly. Mi madre ya sólo cose mis jeans rotos y borrachos. Periplo marchoso. A la madrugada bailó fijándome en los movimientos de la chica que me acompaña. Estamos en KWM pero no escucho la música. Dos micro puntos en el Parrot’s. La ejeana se mueve como una serpiente viuda. Va de speedball. No sabe que le quedan semanas de vida. La sobredosis ya esboza el rictus de la muerte en su bello rostro. Damos vueltas en la Indiana hasta el amanecer. Podía desdoblar mi mente: la parte consciente manejaba con precisión milimétrica; la parte subconsciente alucinaba y veía a los semáforos caer en una catarata de colores como a un payaso suicida tirarse desde una azotea. Ese sucio amanecer de los drogatas siempre huyendo de camiones de la basura que amenazan con tragarte como la ballena tragó a Jonás. La dejó en su queli. No puedo más. Me duermo apoyado en un coche encima de la moto. Tengo suerte. No viene la policía. Despierto y llegó a casa. No hay manera de dormir. Al menos ya oigo rugir la moto por la carretera. Al pueblo. Cerveza. Un refugiado yonki me da unas anfetas. Me subo a La Almunia. ¡Mierda! ¡Rohypnol! Me tengo que subir al monumento de Lucena y dormir sobre un banco de piedra. Acuerdo tirarme a la chica del malnacido refugiado. Me despierta el frío. Anochece. Regreso a Zaragoza. Paso por la Romera y entró a comer algo. Gusa.
Llegan las lumis del puti. Me lío con la blanquinosa. Otra yonki chinorra. Arreamos pa dentro. Un chino y sin esperarlo llegó a meta. Despejado bajo hasta Torrero. Mi casa. Me pica todo el cuerpo. Me ducho con el agua hirviendo. Se va el picor pero brota la ansiedad. Anís y luminal. Las pastís que dan en A.A. Baja un ángel cabreado y me deja K.O. Duermo dos días. Escuchando RNE 3 y leyendo al viejo Hank entre sueño y sueño. Cerveza fresca. Resucito. Me voy a la Luna a jugar al billar. Vuelta a empezar.
Y luego me preguntáis porque estoy tan cansado...y que podía haber sido príncipe o no sé qué...príncipe de Camposanto Descanso S.A. La merma de liquidez salvó mi ruinosa vida.
In Memoriam de Isabel Velilla que se quedo muy joven en el camino.
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