Incitatus.

 Dos meses bastan

dos meses de terraza y charla.

Tu siempre en tanga al sol

desnuda frente al espejo

arreglando las pestañas.

Tan cerca como lejana a mi deseo.

Como un virus que contaminó

mi disco duro isleño.

La belleza, tanta belleza

paisaje y carne trémula

sin otra opción

que trabajar y quemarse

en el infierno

sin besar ni penetrar

tu paraiso.

Comprendí el engaño

ya no bebia casi

lucido plan de volver

al origen del dolor y la ausencia.

De nada sirve un palco

en el Palau

ni la sinfónica de Londres

si estás más sordo

que un gris adoquín.

La belleza duele

si no se puede besar.






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