2 de tinto y un litro de cerveza fría
2 de tinto y un litro de cerveza fría
Me despierta el calor. La caravana está como nueva. Todas las persianas cierran y la oscuridad es total. Disfruté de la noche leyendo con todo abierto. Al amanecer, cerré. Mediodía. El sol me golpea. Me pongo las gafas negras. Bob Dylan arruinado. Cojo la garrafa de encima de la furgoneta. Caliente agua que me acaricia, jabón, terminó los restos de vino, y me lavo los dientes.
Al super. 1 de cerveza fresca y 2 de tinto. Como cualquier cosa: pinchos, lomo, huevos, atún, etcétera. Me bebo la cerveza antes de que se caliente. No entran en mis planes la salud o un posible futuro. Aterricé en esta situación sobre una pista llena de baches. No tengo ni idea ni posible explicación. Sólo sé que estoy aquí. Traje dos equipos de música. Los regalé. Tengo una radio de los chinos de 5€. Sube la temperatura. Aguanto. Ni un ventilador. Al menos tengo agua fresca bajo la higuera. Oigo al viejo perro escarbar en la sombra y tumbarse. A este vagabundo can le da todo igual. Viene y va saltando el muro. A su aire. Lo acompaño abriendo la primera botella de tinto. Se está bien escuchando música clásica y bebiendo vino. ¡Gracias, Hank!
Me he prometido releer todos los libros que compré cuando dejé la bebida y los bares. Ironía.
Tarda una eternidad en caer la noche. El perro se levanta, bebe agua como para atravesar un desierto, y sin despedirse se larga a su ventura. Abro la segunda botella de vino. Algo de embutido, chocolate negro y una manzana. ¡Gracias, Kerouac!
A la luz del farol chino leo hasta empezar de nuevo el ciclo.
16 años de playa, trabajo duro, ron cola, coca, éxtasis, mujeres compradas baratas y mujeres sin comprar caras, quedan atrás. Este parolismo en verdad es un descanso y una lenta resurrección.
Que no se me olvide bajar a sellar.
1 de cerveza fresca y 2 de tinto hasta volverla a cagar.
"Intermisso tempore beatitudinem"
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