Una mujer que escribe.

 Una mujer que mira por una luminosa ventana.

Cerca de sus manos la máquina

unos folios vírgenes

quizá un té al jazmín

limón y miel.

Se pierde, se va, navega...

El mar, un trigal, un florido almendral

Su mente pone a los personajes

sombras de su pasado

con una flor en el ojal.

Las nubes besan al sol

novio celeste

que pierde vida

gana en bondad.

Es como comer uvas verdes

intentar entrar en el pensamiento

de una mujer

dispuesta a escribir. 

¿Serán sus palabras un ático rojo geranio reventado de futuro?

¿O acaso un sótano de desamor?

No sé

Lo único que haría

sería poner a Erik Satie. 

Una lluvia de otoño al piano

para que nadie escuchará

su melancólico llanto

sobre los folios


nardos de nieve.

Vírgenes.

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