Sendero

 Afuera de mi casa tengo flores,

sembradas en el campo

como a ellas les gusta estar.

Enciendo muy temprano los motores

me pongo muy contento si las voy a visitar. ¡JA!



"El duende del parque" Extremoduro.


No me gustan los jardines sofisticados, sin alma. No me gustan las leyes, ni los caminos marcados por señales autoritarias. Soy más de senderos. Hechos por mi huella, nada más. Rodeados de margaritas y amapolas rojas. No aplico herbicida, nada químico. Mantengo el equilibrio a golpe de azadón. El sendero que me lleva a la pequeña Alaska es un sendero especial. No reconoce más que mis pies, y los pequeños pasos de Bigotes. Cada vez más lentos, los dos. Pero aquí estamos. Comidos y servidos. Casi ajenos al compás del tiempo. El mundo, ya tiene su guerra. Siempre la ha tenido. La autoridad también: hacer desaparecer a las personas libres. 

Te juzgarán tan solo por tus errores. Aunque pases mil años dando pan y vino a los pobres, serás reconocido por loco. Sea, vivo casi siempre dentro de mi cabeza. Llena de flores, y si una chica me dice de corazón, necesitas algo, me quemo en los fuegos de la ternura.

El sendero sin gloria, ni afán, el sendero de estas letras tan difusas, como la arritmia de estos tiempos por venir. Un corazón con dolor de muelas, un alma como las sabanas de las abuelas. Un sendero hacía el día siguiente, el libro siguiente, el atardecer siguiente. Nada más, ni nada menos.

Feliz Día del Libro. Feliz San Jorge. Feliz San Jordi para las islas.

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