Pequeño paraíso
Llego a la fuente y miro al infinito. Ahí está el caserío. Un camión pasa por encima. Desde lejos todos los camiones son grises. Más arriba, blanco Moncayo. Hace 50 años andábamos de mudanza. Hasta los perros bajaron a la azucarera. Cuando volvía del internado no sabía donde dormiría. Arriba o abajo. Mi madre era todo un torbellino de acción mandataria. Mi padre era la escenificación de la indiferencia. Don Rafael llenaba de humo su derrota. Y un día tomemos el desayuno en el salón escuchando al tren pitar su parada. 8:15.
Arriba quedaban 14 años de mi vida. Mi padre con sus ovejas y sus heridas de guerra.
Subí con Don Rafael y llené el maletero de libros. Distraje una botella de whisky entre Galdós y Calderón de la Barca. Listo para abandonar mi piel de niño bueno y convertirme en un trasto motorizado.
Me gusta la lluvia siempre que me deje salir a la fuente y ver el caserío. Mi patria y paraíso.

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