El pilanco del cura.



Del Collao al Santuario, por el sendero de Peñas Negras, subía la virgencica a hombros de los cofrades. El cura, sudoroso, pidió agua, y sólo llevaban vino. En un macizo rocoso, en una limpia oquedad, "pilanco" lo llaman los pastores; brillaba el agua de lluvia acogida por la roca. El cura se acercó y a palmeta bebió. Los cofrades bebieron vino de las botas. El cura hizo la señal de la cruz, bendeciendo el agua. Desde entonces se le llama el "pilanco del cura" y los pastores decían que era mano de santo para los dolores de tripa.
Para la resaca, extraordinaria el agua del pilanco del cura. Doy fé.



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