El autobús de los puteros.



Al hilo sobre la libertad, especialmente, para los más jóvenes, quiero hacer hincapié sobre la libertad del cuerpo llevado con una sana mente.Allá por los años de mi despertar a la vida adulta, había un autobús de Agreda Automóvil que salía los domingos de Zaragoza a las 11 de la noche. Popularmente conocido como el "putero" iba dejando solteros por todos los pueblos de la ribera del Jalón. Solteros y festejadores en la capital, volvían satisfechos a sus casas.
Los festejadores de ver a sus novias; los solterones de ver a sus "amigas" y merendar por el Tubo. Entonces se trabajaba el sábado todo el día. Y el domingo era el único día de asueto. Incluso muchos trabajaban el domingo por la mañana, y así, por la tarde, gastar en la capital unas pesetas sin apenas sentirse culpables. Escoscados y afeitados, con la ropa planchada y limpia, (casi todos tenían una hermana) cogían el autobús de las 2. Luego, a cumplir con la amiga especial. A coger fuerzas con un bocadillo de calamares a la romana en el Tubo o unos callos en El Casinico, o madejas en el cercano El Pajarcico. Contentos y ufanos, satisfechos, hacían tiempo hasta las 11. En Agreda Automóvil se conocían todos y hablaban de sembrados y viñas. De jornales y albañilería. De sus cosas...
Las amigas especiales eran las putas, las lumiascas de toda la vida; con chulo legionario tatuado o libres con dos ovarios y navaja en el bolso. Algunos osados hasta las invitaban a las fiestas patronales, y para escarnio de bienpensantes, paseaban con orgullo del bracete.
Perdonen, me da la risa...
Imagino a un autobús entrando al filo de la medianoche, y en la parada, un grupo de desaforadas hembristas con pancartas moradas, niñatas en atronadora batucada, gritando:
"Puteros, puteros marranos, ojalá se os caigan las manos"
O cualquier barbaridad aun más fuerte y sin sentido.
Desde luego...eran otros tiempos. Menos higiénicos; pero más sinceros y sociales. Nadie andaba escondiéndose. Los borrachos no eran anónimos sino bebedores habituales. Y los puteros solteros o viudos cogían el autobús de las 2.



Cuadro del pintor zaragozano Ignacio Fortún.


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