Ejecuta.
Tienes que ejecutar a tu antiguo yo. Cuando te sientes acorralado por tu desdicha; cuando se van cerrando todas las puertas, tienes que ser implacable. Nada de cercenar. Directamente al corazón del enemigo interior. Puede ser que la agonía sea dura y larga en el tiempo, como un parto sin asistencia en un rastrojo en llamas. Cuanto más dura sea la caída, más firme y duradera será la nueva piel. La serpiente cambia de camisa sin apenas esfuerzo, pero no deja de ser letal su veneno. Si no estás a gusto con tu vida, si sientes que te asfixias, no lo dudes: asesina quien eres y date a resurgir con todo lo contrario a lo que has sido. Nunca te quedes en el rincón de la pena. Salta al ring y pelea por tu futuro. Sea el que sea.
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