Despreciar desde la cultura.


 Me parece deleznable la palabra "analfabeto". Hoy leyendo sobre Ibiza, no importa la obra, menos su autor; llamaba repetidamente a los payeses míseros y analfabetos. ¿Acaso por no haber leído a Nietzsche? ¿A Schopenhauer? Acaso el calificador sabía cuándo sembrar las habas. Construir un tejado de vigas de sabina, aislarlo con posidonia, y tallers de madera. Montar un horno de cal. Preparar un guiso de pescado. Trenzar esparto. 

Llegas con tus libros, tus pesetas, y te atreves a llamar míseros analfabetos a quien no ha tenido que ir a ningún sitio porque ha sabido encontrar lo necesario para vivir en su entorno. Vivir, casarse, tener hijos, atender a sus mayores, cultivar, pescar, atender el corral, ¿Eso no es nada para tu intelecto cultivado? Está muy bien ser culto. Pero como decía Delibes en "El disputado voto del Sr Cayo":

"¿Sabes qué te digo?, dijo Víctor, que nosotros, los listillos de la ciudad, hemos marginado la cultura rural con el pretexto de que era anacrónica. Y ¿qué va a ocurrir aquí el día en que en todo este podrido mundo no quede nadie que sepa para qué sirve la flor del saúco?’ ¡Ah!, ¿alguien sabe hoy que la flor del saúco sirve para curar los resfriados, que es un excelente sudorífico? ¡Ablanda los catarros!"

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