Cuestión de suerte.

 En la vida tienes que saber: que un agradable paseo por el campo en coche una tarde primaveral, se puede convertir en un infierno. Primero; pinchas una rueda y la rueda de recambio está desinflada. Luego, caminando a casa, te descarga encima una tormenta. Llamas al taller y empiezas a toser y estornudar.  

Tres días en cama con fiebre. Cuando te levantas, el coche ya está en la puerta. 

En la línea de los sueños todo puede ir bien; hasta que llega una tarde de tormenta. Y te quedas desnudo de argumentos, con la mente ardiente por la fiebre y con el corazón atravesado por la puñalada trapera de la razón.

No basta con la fe, ni con la confianza. Hay que tener suerte. Y que tú suerte no choque con una suerte mayor. Entonces, date por jodido.




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