El niño que duerme en un cuerpo de hombre.


He vuelto a pisar las calles de las grandes ciudades

He sentido la soledad de sus noches y los dos mundos aparentes

El mundo de las ventanas iluminadas de los hogares

El mundo de los sin nada

En medio

El viajero de paso

Hacia un hogar iluminado

He visto desayunar a los trabajadores y correr a comprar la prensa deportiva

He compartido vagón con estúpidos llenos de triunfo y con sabios derrotados con olor a santidad

He tomado cerveza al lado de gentes que seguro que apenas han viajado más allá de su horizonte

He escuchado a la vida hablar de sus problemas habituales

He sentido el placer de recorrer calles que seguramente no volveré a pisar

He subido cuestas para otear otro mar diferente

He visto gatos de puerto envueltos por el olor del pescado puesto a secar

He conocido la lluvia densa, la bruma invadiéndolo todo como sábana nupcial

Me han acariciado la carota como a un niño y he sentido a ese niño que duerme

Se despertó y vio que era un hombre maduro

Afectado por todos los males de la soledad perenne

El hombre no supo ser hombre y el niño se volvió a dar la vuelta en la cuna para seguir durmiendo

Esperando que el hombre domine sus males y el niño pueda despertar sonriendo a la vida.

Mientras los niños que son niños juegan llenos de risa en los parques.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
las caricias en la carota que se le hacen a un niño, son las que trasmiten verdadero cariño...
afortunado el hombre...

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