La madera canta nanas de amor al ser humano que la mima

Este poema se lo dedico a la propietaria de esta hermosa cabaña que me ha hecho soñar con la que espero tener algún día, allá en la sierra de mi niñez.
Para Luisa Luna Rubio Pérez, para el rincón de sus sueños.




El silencio es tan espeso como el callado agradecimiento de la madera

Un gato se arrebuja en la cálida tripa de un labrador color avellana

Dormitan al sol que maquilla la madera de brillos de suave barniz

Los libros en los estantes parecen dormidos

Pero los personajes siguen cíclica andadura de la primera a la última página

Y eternamente vuelta a empezar

Trae estrofas la brisa de una canción de Triana

“donde el río y el monte se aman, donde el niño que nace, es feliz”*

Retales de recuerdos con sabor a la sal de las lágrimas besadas

Que nunca perecieron en la arena sedienta del olvido

La madera agradecida canta nanas de amor y paz al ser humano que la salvo del fuego

Aunque envidia también a su hermana la leña que espera al frio invierno

Para convertida en volutas y espirales de aromático humo

Embriagar al caminante que acelera sus pasos hacia el hogar

Ascender hasta las nubes del límpido cielo

Y fundirse con los sueños eternos de los hombres y mujeres

Que duermen el sueño de los justos.

*Canción del grupo Triana “Sé de un lugar” de su primer disco “El patio”

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