EL TASIO - NOTA

     En la primavera y el verano del 2.006, en otoño me corté la coleta, emergí de las sombras del trabajo y la reclusión gracias a esta película de los Hnos. Cohen. Aprovechando mis greñas y mi barba reconvertida en perilla, adopte la impostura y pereza californiana, muy similar y acorde con la de esta mágica isla. Formentera. Sempiternas gafas negras día y noche. Me afeitaba con ellas puestas para entrar bien en el papel. A resultas de dos meses de baja por fascitis plantar, inducido por las botas de seguridad y mi pinrelear a estajo con unos tabicadores cordobeses, mis pies dijeron basta. El médico, hijo de la isla, a mi respuesta, no pudo sino estallar en una carcajada: "Tienes fascitis plantar. Ah, caray, ¿eso quiere decir que me estoy convirtiendo en fascista por los pies? No. Eso quiere decir que te va a ir bien caminar descalzo por la arena y el agua del mar. Pero la recuperación es lenta. Como mínimo dos meses." Harto como estaba del mamoneo de la construcción con sus latigueros de encargados, sus oficiales de 1ª prepotentes; oír al medico me sonó a gloria bendita. Dos meses a la playita, cobrando la baja como enfermedad laboral. Bien.     
     Tomé como centro de operaciones el  bar Pin-Por. Allí aparecía sobre las dos de la tarde para desayunarme una Mao que era hermana de la última de la noche anterior. Pasaba de tonterías; para la resaca, unas medianas bebidas con avidez abrían el estomago para un menú sustancioso. Única comida del día. Después venía la tarde en la terraza escuchando música en el MP3 y trasegando Maos según iba pidiendo el cuerpo. Luego, a dedo, a la Fonda Pepe y su plaza llena de outsiders, guitarras, risas, bellas muchachas. Así hasta las 4 de la mañana en que volvía feliz andando o cogido por algún coche caritativo. Ingresar en la ducha y tirarme todo lo largo que podía en mi cama doble. Al compás de los numerosos gallos me dejaba llevar al sueño reparador bien protegido del inclemente sol que luchaba en vano contra mis persianas cerradas y sin rendija alguna. Mi reloj biológico o alcohólico me despertaba siempre sobre la una del mediodía, ducha fresquita y vuelta a empezar. Era Tasio el Nota, el contador de historias, quemando los ahorros de cinco años duros en la construcción. Un día escuché por casualidad que buscaban un operario en la planta desaladora. Me cogí el viejo perolo y me acerqué por las oficinas. Salió una jovencita preciosa, morena de ojos moros, me explico el trabajo y la exigua paga. Por otro lado eran 40 horas semanales de trabajo por turnos en soledad. Deje mi currículum y me fui sin ninguna esperanza de contratación. A los tres días cuando volvía al amanecer, al abrir la puerta, vi un papel en el suelo. Era un nota que decía: Sí te interesa el trabajo es tuyo. El viernes empiezas a las tres de la tarde. Así que allí me presente. Alcoholizado de meses de continuo trasiego, me hice cargo de las guardias de maquinas y del abandonado jardín. El nerviosismo de la abstinencia me hizo trabajar duro y deje el jardín como si fuera el de una de las  mansiones que había currado en Ibiza. Alguna avería nocturna pilló a mi jefa en plena fiesta. Mis ordenes eran llamarla. Y ojiplatico me dejaba al subirse por las maquinas con su exigua minifalda vaquera. Era un puntazo de mujer en yerbas. Si con jeans bajeros estaba tanguera y super sensual, en minifalda, como gata por las alturas, era una sex bomb. Imaginar como me quedaba el resto del turno. Gracias a que podía gastar toda el agua que quería en la ducha. Fría, bien fría.    
     La morenita jefa marchó al poco destinada a Barcelona. Antes de marchar me dijo: "Estoy contenta con tu trabajo". Muy contenta, dejo buenos informes. Me dio dos beso y marcho a seguir con su vida en su ciudad natal. Vino un joven extremeño licenciado en química como nuevo jefe. Buen tío, consciente de nuestra paga marginal y nuestros turnos de fin de semana, nos dejo vivir sin agobios. Un día descubrí arenilla rojiza en la orina. Dejaba sobre la blanca loza una carrerilla de microscopicas zurrapas anaranjadas como rayaduras de ladrillo. Al poco, aparque mal mi azul perolo por avería, y se lo llevo la grúa municipal. Para recuperarlo tenía que pagar la multa y la grúa. Allí se quedo para descansar antes de ser convertido en una amasijo de hierros comprimidos. Fin de una época, otra más. Seguí con mi rutina, el Tasio Nota aún bebía cerveza hasta cerrar el bar, y dormía hasta el mediodía. Un día me di cuenta de que no tenia coche para el invierno, debía dos meses de alquiler y un camión grande de agua. Se acabó el Nota. Me corte el pelo, afeite la perilla y no volví a pisar un bar. Del trabajo a casa, al super, y vuelta a empezar. Se largo un compañero y no encontraban a nadie por ser temporada alta. Horas extras y hasta turnos dobles de dieciséis horas. Llegó el otoño, se pararon las maquinas. Había que entrar a las 8 de la mañana, al principio era agradable, pero una mañana me sorprendió un aguacero y me calé hasta los huesos. Medía vuelta, llame al trabajo y dije que me iba a conseguir un coche. Fui a la caja donde tengo la nomina domiciliada chorreando agua y pedí cita con el director. A la media hora tenia 2.000€ en el bolsillo. Fuí al primer taller y me compré el perolo más acorde con mi gusto y capital. Así hasta ahora, 2.010. Pero este invierno acuciado por esta molesta ciática que a fecha de hoy se resiste a dejarme en paz; he pensado que necesito una primavera Tasio el Nota, sin beber cerveza, claro, pero de abandono y relajo. Recuperar mi espacio en mi bar favorito, sentarme en la terraza a corregir mis poemas y mi próxima novela. Dejarme las greñas y perilla, escuchar música en el MP3 y dejar pasar las horas. Volver a la Fonda si alguien me lleva y me trae. Volver al trabajo cuando me den el alta con mi vieja montan bike, o andando por el viejo camino de La Mola. Observar a las ovejas y cabras comiendo con la fresca del amanecer. El olor a pan horneado en las casa payesas. Y en otoño comprarme otro perolo, claro. Y así, cambiando de aspecto y costumbres, seguir con mi puta vida, la mía, personal e intransferible. Atención Pin Por, Tasio el Nota esta próximo aparecer. Una mediana sin alcohol.

Comentarios

THESLF ha dicho que…
Me gusta Tasio y me encanta, el día menos pensado me presento con el petate y en esa terraza espero verte.

Compartir buenas charlas y sobre todo risas, muchas y bonitas sonrisas.

Un abrazo campeón, recuerda siempre que ganaste un amigo y no uno cualquiera.

Salud y paz...ciencia.

Entradas populares