El viaje íntimo de la locura


Ya estoy deseando recibir el libro del colega Roberto Iniesta, “El viaje íntimo de la locura”. Aunque solo hemos intercambiado un saludo ebrio hace cuatro años, seguidor como soy de sus letras de canciones en “Extremoduro”, más poesías que letras armónicas, me atrevo a decir que voy a disfrutar con su primera novela. En la presentación de la novela, explica claramente, que el principal motivo para escribirla es el aburrimiento por no poder escribir canciones. Aparte de lo típico de explorar nuevos campos, ver si sale algo que merezca la pena, es el aburrimiento de la existencia, la mano invisible que empuja a pasarte horas y horas sentado ante el ordenador. Porque seamos sinceros, la gente normal aburre; y la gente que no es norma pero no es de nuestra cuerda y vicio, aburre todavía más. Así que ante la total ausencia de dialogo satisfactorio, nos encerramos a escribir. La noche, salir de noche, no provoca aburrimiento, provoca vomito y un malestar que dura días. No por la repetición de los tópicos doctrinarios: buscar drogas, tomarlas, hablar de drogas; sino porque mil noches de cocaína son el espejo de la misma cara. Y hay que ser muy, pero que muy estúpido para embelesarse con la propia jeta. Cuando no se quiere más compañera que la silenciosa Luna, un gato si se deja caer por casa y no molesta, pues escribir sienta bien. No se elige la soledad de andar a contracorriente, no se dice uno: voy a ser así porque me mola. Eres cogido por las pinzas de algún demonio aburrido, y zas, a sufrir con gusto. Sarna con gusto no pica, como no podemos luchar contra nuestros propios y viscerales instintos, pues a llevarlos lo mejor posible. Me hace gracia la gente que dice: “Es que le gusta ser diferente.” Es como si dijeran: “No le importa medir 1´80” ¿Me voy a cortar por las rodillas? Pues la diferencia es inevitable, y todos los intentos por domarse son inútiles. Daré buen cuenta de tú novela, prometo contar que he sentido.


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