LOS VENDIMIADORES GITANOS

Subían al amanecer en el gran remolque desde el pueblo
Levantando la neblina de primeros de octubre
Ellos y ellas/ una gran chiquillería/ tres o cuatro galgos flacos
Arrebujados bajo viejas mantas muleras
Los hombres liaban cuarterón/ tentaban las sobadas botas de vino/ gargajeaban/ entonaban un sutil cante por bajinis
Ellas mojaban un pañuelo en el botijo restregando con furia los rostros tiznados de los niños
Apenas clareaba/ empezaba la dura tarea de cortar uvas
Riñones de acero se mimbreaban hacia las cargadas cepas
Lucia un sol sin piedad sobre la piel de bronce
De repente/en el cercano rastrojo/los perros saltaban una liebre
Los galgos zigzagueaban tras ella/ buscándole la vuelta
Detrás los niños descalzos por el rastrojo
Todos dejaban el tajo/corriendo hociñete en mano/gritando:
"¡Mi Luna!, ¡Mi Estrella! ¡Mi Tano! La coge
La liebre caracoleaba entre los pajones/cedía terreno/los hocicos de los galgos rozaban a la rabona
Hasta apresarla agotada/ suavemente la prendían entre sus fauces sin llegar a matarla
Esperando a su amo para ofrecerle la presa aún viva
El gitano afortunado levantaba la liebre por el pescuezo y gritaba:
"Ya tenemos chicha para el rancho"
Le daba un seco golpe en la nuca y apretaba sus vísceras hasta vaciarlas.
Caminando ufano volvía al caserío/ entregando la pieza cobrada a las gitanas viejas
Estas despellejaban la liebre/ pelaban patatas/ ajos/ pimiento/ encendían el fuego para cocinar el rancho.
El señorito/ el chaquetas/ se dejaba caer por la viña a eso del mediodía
Si le gustaba el ritmo de corte de uvas/ me decía:
"Manolico, tráete la música"
Corría al chalet/ cogía el radio-casete y las cintas/ Peret/ Rumba Tres/ Manolo Escobar
Me subía al pescante/ metía la cinta/ subía a tope el volumen ante la mirada ansiosa de todos
Cuando sonaba la música/ como ante un milagro/ sonreían/ se inclinaban ante las cepas/ cantando y cortando uvas a gran velocidad.
¡A comer! Llamaba la gitana más vieja.
La gran sartén con estredes humeaba olorosa en el centro de los bancos de madera
Los gitanillos se quemaban la lengua metiendo cuchara/ llevándose algún pescozón
El patriarca metía su cuchara/ cogía un trozo grande de liebre/ mascaba saboreando
¡A comer to quisqui!
Jartos de comer/ dormía la siesta del carnero a la sombra de los almacenes de grano
Veinte minutos de sueño reparador
La tarde pasaba ligera
Cuando el sol se acostaba en Peñas Negras/ terminaba la jornada
Recogían sus bártulos en cestas de mimbre/ subían al remolque para volver a sus cuevas de los cabezos
Los cantos y las palmas estallaban/ los hombres bebían grandes tragos de vino de la bota
Los jóvenes se desafiaban a bajar con los galgos cazando los quince quilómetros hasta el pueblo
Saltaban del remolque/ se pasaban los galgos/ bajando cazando entre dos luces
Me quedaba solo en la terraza/ oteando como se perdían en la distancia
Todo se volvía gris con su marcha
Don. Rafael escuchando música clásica/ la chimenea encendida/ mi madre atareada en la cocina/ mi padre subiendo la cuesta a lomos de su burro.
El frio me hacía entrar/ tirarme en el banco junto al fuego/ sobre las pieles de cabra
Los mastines dormitando a mis pies
Poco sospechaba que algún lejano día me convertiría en errante
Un poco bohemio/ un poco hippie/ un poco loco al borde del camino/ un poco gitano
Un corazón al sol y al mar/subido a mi montaña/ esperando la alegría del amanecer
Del día en que todos seamos hermanos.
P.S.D.T: "Antes de juzgar y criticar a nadie, evalúa tus oportunidades y compáralas con el objeto de tu desprecio".
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